
Inventando palabras que antes
sólo escribía a solas
descubrí la palabra movimiento
y la quietud de mis aguas sólidas.
Al mirarte reconocí
las vetas de mis aires
y la pelambre feroz de mis bestias
dormidas en el desierto.
Al tocarte, sentí
la enorme perdida del lugar
que apenas estaba conociendo.
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