
Reponer fuerzas
y hacer disciplinas
qué más da si nuestras
sombras son iguales
si somos viento vacío
cubiertos por las costras
de otras pieles
que se extienden enteras
a través de la absurda nostalgia.
Qué más da si inventamos
encontrarnos entre ruidos
de lluvia incapaz de golpear
y sin embargo
pronuncian nuestros nombres.
Nuestras tierras compañero
están sordas y llenas de vergüenza
y ya sólo escuchan
esas voces desconocidas
resbalando por nuestro dolor;
sí, nuestro dolor de no poder
acabar con la enorme soberbia
de todos los silencios.
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