martes, 16 de septiembre de 2008

A Luz

Se da uno cuenta, en transcursos de claridad, en los momentos de verdadera noción existencial.

Se siente el desamparo porque no he sido más que una niña miedosa que nunca pudo reposar su temor en el seno de su madre.
Ahora viene la nostalgia por causa de haber sido dada a luz...
No pertenezco a la totalidad de la cual me separé, lo se y lo sobreentiendo.
Las mujeres que lo sentimos nos volvemos estacionarias del dolor particular:
nuestra tragedia es la individuación: durante la vida tratamos de aniquilarnos, de unirnos, de fundirnos, de reunirnos para quitar de nuestras almas el peso agobiante de nuestro propio yo.
Y yo, yo sólo me liberaba en las pasiones amorosas con vos mi Adam,
porque entonces radicaba en vos, dependia de vos, soniaba en vos, vivia de vos y aprendía a dejar de sufrir por mi misma.

Ahora sufro tu ausencia, y mi tendencia radical me hace destruir la poca felicidad probable cuando alguien se acerca a darme el ensueño, pues, además de ello me da la pesadilla y me trae la semilla del amor con sus gérmenes de muerte nuevamente.
La vida Adam, aparte de hacerme mujer para dar de nuevo a luz me brindo una experiencia muy importante:
tocar el corazón de los muertos.



Tu Eva

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