lunes, 3 de diciembre de 2007

Aliento sin tiempo


















Me has amado
porque deje de vivir
admirando mi propia pasión,
me has amado porque soy patética
y escribo palabras brutales
que para ti eran ya repetidas.
Has inhalado mi olor a muerte
entre tus dedos de calcio
para recatar tu llanto
y hasta has vuelto a rebuscar
entre tus sabanas sangrientas
nuestro olor a guerra.
Todo adquiere forma nuevamente
mío, tuya, muros cúpulas...
y nuestras bocas se despintan
como si un día anterior
hubieran sido producto
de una negrura total.
Ya no me ames tuya, mío,
tuya, nuestra, muerte entera
de tantos ecos sordos
oscuros impenetrables
igualmente prohibidos
para el honorable ojo humano.
Ya no me ames más tuya, mío
por esta ciudad de la infancia
tan similar a sí misma
y al mismo tiempo cerrada
a cualquier puerta de entrada.

No hay comentarios: