
En la memoria, como en los sueños
estas aguas mías que no paran de girar
de pronto, se aquietan para cristalizar
la sombra hecha de mi destino.
Más o menos al alba, al resanar recuerdos
y al luchar denodadamente por ayudar,
con el sudor antiguo de estas manos
gastadas en soledad y polvo de olvidos
me es un extraño combate
el no reconocerme aún como vencida.
Conservo un modesto sitio llamado uleu
donde en lugar de condenarme a morir
me preocupare por borrar mi nombre
con la ausencia de esta sensación de peso.
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