viernes, 30 de diciembre de 2011

De Draco y el siempre

De todo lo que nunca he tenido, a él es lo que más echo de menos...
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Mi hermoso dragón en la eterna espiral del tiempo me llama, pero no pienso regresar.
Las escamas de su lomo agradable a mi piel no se equivocaron al admitir mi miedo al viento en los glaciares, ni el misterio que surgió cuando vino a añadirse mi fascinación por el espanto.

Mi dragón hermoso, el estruendo mudo de todos mis deseos, de todas mis espinas confusas y enredaderas de angustia indiferente a una verde estancia por la satisfacción del sol ya puesto en ella mil veces.

Mi dragón vengador del tiempo, eras mi contacto al océano más antiguo y su sabiduría secreta, cargada de recuerdos y sueños del tiempo por tus espacios de un siglo.

Siempre que las estrellas estuvieran en posición, podía saltar de un mundo a otro a través de los cielos de tus ojos, con tus alas , con tus almas sobre tantos planetas y soles que brillaban en los telescopios... Mi bello dragón cósmico no eras ningún soplo de los cielos cuyos movimientos y dimensiones nunca considere demasiado vastos para ser medidos por mis dedos
mas, cuando las estrellas no eran propicias, no te podía buscar, pero tampoco quería encontrarte...

Mi hermoso dragón verde de día, eras el sueño del olor de quien mira al río y no a la belleza convulsiva a la que se está acostumbrado, eras bello mío un hermoso dolor surgido del espacio cuando no te podía ver porque llovía, entonces éramos mi dragón, eternos de una creación artística unida en llanto, lluvia y su revolución.

Ya no deseo imponerte mi dragón mi tardía sangre de desesperación en mangas cortas del sombrío algodón de mi insensatez, tu fuego y tus alas emplumadas en mi pie izquierdo y mi contracriba de escamas no me dejan ya disipar el resplandor de tus líneas azules claras como mi agobio interior blanco y voraz.

Te tuve en secreto y en una alma, y, tú, tú eras mis entrañas hermosas, mi hermoso dragón zafiro de la noche, y cuando todas las lámparas se apagaban en la piel de mi pequeña agonía, brillabas tu por propio amor al sueño. y yo te ronroneaba...

Volé sobre los terraplenes y en los Robles vendía preocupaciones a capitalistas tolerantes.
Me pregunté en los templos de desolación, por la noche y en el día, al borde de las grandes penas, y donde quiera que fuera hermoso dragón, sí, yo era tu y te buscaba ,y , yo te veía en las piedras y tú, tú no podías saber que la mente no cruza el río y sobre el puente que me tendiste era en vano tirar piedras a las ondas...

Y al final de Diciembre se apareció la música de tu propia sombra jadeante y misionera, cansada de esperar veranos mi inútil dragón y te sentaste a sollozar la belleza del que sólo sabe de la rebelión de la gente contra los grandes Dioses de todas las selvas y alamedas cuando la trompeta de los pasillos del banquete resonó bajo las ventanas de la mujer loca que amaste a morir...
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Alles Liebe
^^(°°)^^

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Interesante esta aventura
llena de esa magia natural
de la ficcion cuando esta bien
narrada.

Enhorabuena chinita

Simetha dijo...

Wow chinito muchas gracias, tus sabes como valoro cada uno de tus comentarios, tu palabra no es menos importante que lo escrito.
Gracias chinito, mil gracias!!

Anónimo dijo...

Donde andas chinita linda
quiero que leas mis últimos poemas
y que me digas que te parecen
creo que estoy alcanzando la madurez
pero no estoy seguro del todo
me queda todavía camino por andar.

te beso
y te añoro.

Simetha dijo...

aaaa

Simetha dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.