Que me hacen prescindir
de sus manos, sin queja alguna
aunque las mías suden telarañas
llenas de vacíos
y mi sexo se encuentre custodiado
por cerraduras enmohecidas.
(Despierta tócame, no esperes
a que los tiempos cambien)
Esta revolución de mi cuerpo
ha sido y es un hecho decisivo
en esta doble historia de amor
manchado por muchos horrores
pero depositario
de gérmenes de libertad.
(Duerme abrázame, y deja
que los sueños hablen)
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