sábado, 25 de agosto de 2007

El buen argumento


















Adoptada en el último momento
La verdadera decición
Me hizo voltear recuerdos.

Como relámpago, presentí los hechos
y me deje llevar cual fanática escrupulosa
A releer cada uno de los versos

Elejí prudentemente sin arrepentimientos
Sin dolorosas raspaduras
Ni estupidas interpolaciones

Deseché lo inabordable
Y curiosamente a oscuras interpreté
el gran concepto en mi cabeza

Ya no era más yo en ese instante
La sangre me subia por las piernas
Y dolía el oido derecho más de lo normal

Dolía la existencia de un pasado
Matado por todo lo que no se dijo
Callado de dudas hechas crímenes perfectos.

Y miedos, muchos miedos...

Por vanidad nunca había ofrecido
Algo semejante a todos estos ojos
Que me acompañan por las noches

Nada de esto ha sido superficial ni sutil ni frenético
mucho menos de alguna intuición extática
Por ello mismo, nunca será olvidado.

Y no hablo de perdón...